miércoles, 18 de junio de 2008

La congestión en las grandes ciudades.

Nicolás Iturra Caballero.
31 de Mayo de 2008


INTRODUCCIÓN

A continuación analizaremos el problema de la congestión vehicular en las grandes ciudades, fenómeno que es cada vez más frecuente y que ya consideramos parte del crecimiento de una ciudad. El objetivo definir el problema, abordar los aspectos relevantes de éste e identificar los factores que lo producen. Así como también identificar a los principales afectados y tratar de encontrar soluciones y analizar éstas mismas.

CONGESTIÓN VEHICULAR

En general entendemos la congestión vehicular como un exceso de vehículos en una vía, lo cual trae como consecuencia que cada vehículo avance d forma lenta e irregular en comparación a las condiciones normales de operación.

Técnicamente podríamos decir que la congestión vehicular se da cuando los vehículos de la vía interfieren en el normal desplazamiento de los demás vehículos, esto es cuando se supera un cierto nivel de concentración y los vehículos comienzan a circular a una velocidad menor que la velocidad de flujo libre de la vía. Sin embargo, lo anterior puede no coincidir con lo que entendemos por congestión vehicular, dado que para niveles ligeramente superiores a la concentración crítica, la demora que introduce un vehículo adicional en la vía a cada uno de los otros automóviles es pequeña y podríamos decir que la vía sigue operando en condiciones normales.

Sería útil entonces una definición práctica de congestión vehicular, lo cual, como podemos esperar es bastante complicado, ya que para el criterio de algunos estará bien y para el de otros mal. Se han hecho intentos interesantes por definir límites, como el siguiente: “surge la congestión en condiciones en que la demanda se acerca a la capacidad de la infraestructura transitada y el tiempo de tránsito aumenta a un valor muy superior al que rige en condiciones de baja demanda” (Ortúzar y Willumsen, 1994) lo cual es consistente, pero poco preciso. Un intento de dar una definición más precisa y cercana a la percepción común se presento como parte de un proyecto de ley para implementar tarificación vial, el cual señalaba lo siguiente: Se declara congestionada aquella vía que en más de la mitad de su extensión total, considerando tramos no necesariamente consecutivos, la velocidad media espacial del flujo era inferior a 40% de la velocidad en régimen libre. Esta condición debería verificarse al menos durante cuatro horas diarias entre martes y jueves, mediante mediciones hechas en cuatro semanas seguidas entre marzo y diciembre. Lo anterior es más preciso, pero complejo de aplicar.

Podemos concluir entonces que cualquier definición de congestión vehicular debe incluir aspectos medibles o calculables y la percepción que los usuarios de la vía tienen, quizás serian útiles definiciones como: Se dice que hay congestión cuando la demora de todos los vehículos aumenta en un x% del tiempo de viaje que tendría un vehículo adicional.


CAUSAS DE LA CONGESTIÓN VEHICULAR

Hay muchos factores que influyen en la congestión vehicular, algunas características del transporte urbano tienden a aportar a la congestión vehicular, estas son:
(1) La demanda de transporte público es variable y tiene peaks marcados donde se realizan muchos viajes.
(2) El transporte público se realiza en espacios viales limitados en el corto plazo, es decir, no podemos aumentarlo para casos de alta demanda. Y aumentar el espacio para evitar la congestión en alta demanda tiene un costo muy elevado.
(3) Para el usuario, el transporte público es muy inferior al automóvil en términos de seguridad y comodidad.

El tercer punto es quizás el que más relevancia tiene en el problema de la congestión vehicular, ya que a medida que el automóvil se ha masificado, es mayor la congestión vehicular, principalmente porque en términos de vialidad un automóvil es 12 veces menos eficiente que un bus de trasporte público si consideramos la cantidad de pasajeros transportados por cada uno. Una muestra clara de la penetración del automóvil se muestra en el siguiente cuadro:

La pregunta que cabe entonces es ¿Por qué seguimos usando el automóvil si no queremos congestión vehicular?, la respuesta es una sola: No percibimos cuánto aportamos nosotros a la congestión cuando utilizamos el automóvil. Cada vehículo adicional influye en el viaje de todos los demás que ocupan la vía, pero no tomamos esto en cuenta al momento de entrar a la vía, no consideramos las externalidades.

Claramente si una buena cantidad de los pasajeros que ocupan el automóvil ocuparan el transporte público, disminuiría la congestión vehicular. De todas maneras, cabe mencionar que un exceso de buses traería consigo congestión vehicular, esto sucedería si no se regulara la entrada de buses a los sistemas de transporte público.

Otro aspecto importante es la conducta de los conductores al momento de transitar una vía, la falta a las normas de transito o el poco respeto que tienen algunos conductores hacia aquellos con quienes comparten la vía contribuye a aumentar la congestión.

Cabe mencionar también que aspectos administrativos aportan a la congestión vehicular. En algunas ciudades un mal diseño o una mala mantención de la vialidad conlleva problemas de congestión, esto es: Mala demarcación de carriles, mala ubicación de paraderos, reducciones inesperadas del espacio vial, mala mantención del pavimento, etc. Aparte de lo anterior, si se hicieran esfuerzos por tener buenos canales de información sobre las condiciones de transito con los conductores, se evitaría la entrada de mas autos a las vías congestionadas.


PROBLEMAS DE LA CONGESTIÓN VEHICULAR

La congestión afecta a todos los integrantes de una ciudad, sobre todo en la calidad de vida de las personas, esta se ve disminuida dada la contaminación acústica y atmosférica, mayores tiempos de viajes, disgustos, etc. Pero quienes experimentan mayores costos son quienes tienen que transportarse, estos son en tiempo y en dinero, ya que utilizan una mayor cantidad de combustible en condiciones de congestión.

Sin embargo, es fundamental hacer la diferencia entre quienes se transportan en un automóvil y quienes usan el transporte público. Como vimos anteriormente, los automovilistas son los principales causantes de la congestión, por lo tanto, es razonable decir que pagan el costo del problema que ellos mismos generan a cambio de un viaje más cómodo y seguro. Pero no son sólo los automovilistas los que experimentan los problemas causados por la congestión, los usuarios de transporte público también pagan el costo del beneficio obtenido por los automovilistas, empeorando aun más las malas condiciones del transporte público.

Lo anterior demuestra una gran inequidad social en las ciudades que sufren el problema de la congestión, ya que el transporte público en su mayoría es utilizado por las personas de menores recursos. Son usuarios obligados a demorarse más en sus viajes, este es un perjuicio que probablemente no se considera ya que dada la condición socioeconómica de estas personas, se tiende a asignar un bajo costo a su tiempo.
Otro perjuicio para los pasajeros de buses, quizás más importante para ellos que un mayor tiempo de viaje, es el aumento en la tarifa. Dado que la congestión demora la circulación de los buses, se requieren más de estos para satisfacer la demanda, lo cual implica mayor inversión, que se traduce en un aumento en la tarifa. Además de los mayores costos en combustible en que se incurren al estar en condiciones de congestión, los cuales también son traspasados al usuario. Este fenómeno fue analizado por la CEPAL en 1982, estimándose que un incremento en la velocidad de circulación de la locomoción colectiva de Santiago de 15 a 17.5 km/h en las horas punta permitiría reducir las tarifas en hasta 5% (Thomson, 1982).


CÓMO ENFRENTAR LA CONGESTION VEHICULAR

La congestión vehicular en las grandes ciudades es cada vez más frecuente, por las razones que explicamos anteriormente. Claramente la solución a este problema no es sencilla, pero los costos que genera plantean el desafío de diseñar políticas y medidas que contribuyan a su moderación y control.

Primero que todo debemos aclarar que no sería eficiente eliminar la congestión vehicular en un 100%, ya que quizás los costos de esto sean mayores que los que produce la congestión misma. Una medida de este tipo implicaría aumentar el espacio vial o subutilizar el existente, desviar a usuarios a otras vías u horarios de viaje, etc. Por lo tanto, la intención debe ser mantener controlada la congestión y no suprimirla completamente.

Otro aspecto importante es la coordinación de las autoridades pertinentes, y la responsabilidad de las medidas que se toman. En general en América Latina, Municipalidades, Policías y Ministerios no mantienen los canales de comunicación necesarios para trabajar en conjunto y considerar el impacto positivo o negativo que pueden tener sus medidas en cuanto a congestión vehicular.

Un obstáculo importante para el control de la congestión es la marcada preferencia que aun se tiene por el automóvil, sobre todo en América Latina. Bajo estas condiciones, cualquier medida daría poco resultado ya que el parque automotriz estaría aumentando constantemente y a tasas cada vez mayores. Frecuentemente ocurre que las mejoras en transporte público son aprovechadas por los mismos usuarios y no ocurre un reemplazo del automóvil por el transporte público. Además, la calidad y las condiciones de viaje de un automóvil son casi imposibles de igualar por el transporte público, por lo que no hay incentivos necesarios para dejar de usar el automóvil.

Una solución interesante (y probada en Londres) es el cobro por externalidades, es decir, que el automovilista pague por ocasionar un perjuicio a terceros cuando usa el automóvil, una modalidad de esto es la tarificación vial, es decir, un cobro adicional por usar vías congestionadas en horas punta. Así el usuario considerará este costo, al momento de decidir utilizar una vía, que significa el costo que tiene para los demás el hecho de que transite por esa vía. Con lo anterior, podemos ser capaces de desincentivar el uso del automóvil, ya que el usuario deberá pagar por usar las principales vías o usar otro camino seguramente más largo. Seguramente para muchos será más conveniente usar el transporte público en términos de rapidez (ya que habrá menos autos y menos congestión, además de que los buses podrán usar las vías más rápidas) y economía.

Medidas como la anterior son muy impopulares en el corto plazo, dada la gran cantidad de automovilistas. La experiencia en Londres fue satisfactoria y quienes tomaron las medidas, con el tiempo tuvieron gran aprobación popular. Es necesario buscar formas de control para el problema de la congestión, más allá de las intenciones políticas de las autoridades.


CONCLUSIONES

Podemos concluir que la congestión vehicular, es un problema complejo, que mezcla aspectos sociales, políticos y económicos. Son muy variadas sus causas y la solución no es para nada sencilla, pero sin embargo es necesario controlar este problema cada vez más frecuente en pos de la calidad de vida de todos los habitantes de una ciudad. Estas soluciones deben buscar combatir la inequidad social detrás del problema de la congestión, para lo cual se necesitan esfuerzos importantes por parte de las autoridades.


BIBLIOGRAFIA

§ Thomson, I., y Bull, A.(2002), La congestión del tránsito urbano: Causas y consecuencias económicas y sociales[versión electrónica]. Revista de la CEPAL, 76, 109-120.

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